El rápido desarrollo socioeconómico del último siglo ha llevado al abandono de los modos de vida tradicionales, sin embargo el mantenimiento de actividades, con suficiente peso económico ha permitido la supervivencia de algunos modos de vida tradicionales. La fuerte implantación de la actividad ganadera, de carácter extensivo, permite la conservación de una parte del hábitat disperso, de manera temporal o estable, del mismo modo una parte de esta actividad, está vinculada a la práctica de la trashumancia, que lleva a quienes la practican a vivir en dos espacios completamente distintos, los pastos de verano, en el territorio del Maestrazgo y los pastos de invierno en zonas de climatología más suave de Tarragona, Castellón o Valencia.
La actividad ganadera ha facilitado la continuidad de los productos cárnicos o los quesos tradicionales.
No es extraño ver todavía a los pastores haciendo las tradicionales "llaves" de esquila con madera de boj.
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