Esta pequeña localidad, puede derivar su nombre del árabe y las primeras referencias documentales de la reconquista cristiana parecen sugerir algún tipo de asentamiento islámico en la zona. Los templarios le otorgarán carta de población en 1241, posteriormente pasará a la Orden de San Juan de Jerusalén, como el resto de los pueblos del Temple. La historia reciente de La Cuba ha estado ligada a la elaboración del esparto, en el marco de una economía fundametalmente de carácter artesano. La localidad destaca por su caserío blanco, presidido por la iglesia de San Miguel del siglo XVIII; en el pueblo se encuentra también el edificio del seller, antigua almacén de los señores sanjuanistas y frente al ayuntamiento la piedra del pellerique, o lugar donde se ejecutaba la justicia.
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