El pasado romano de La Iglesuela, está sobradamente probado, gracias a los importantes restos arqueológicos del Santuario de Nuestra Señora del Cid. Con la reconquista pasará a depender de la orden del Temple quien le otorgará carta de población en 1241. No cabe ninguna duda de su importancia y auge económico a juzgar por la importancia y cantidad de sus palacios, que desde la Baja Edad Media, se desarrollan a lo largo de toda la Edad Moderna. La Iglesuela del Cid, destaca por poseer un conjunto de arquitectura civil singular, con excepcionales ejemplos desde la Edad Media hasta el siglo XVIII: las casas Guijarro y Aliaga, dentro de la tradición de los palacios aragoneses, o el palacio Matutano-Dauden, actual Hospedería del Maestrazgo. La riqueza patrimonial no termina en el casco histórico, declarado Bien de Interés Cultural sino que continúa en el Santuario de Nuestra Señora del Cid, edificado con los restos de un mausoleo romano y la declaración del área de interés etnológico de la arquitectura de piedra seca de buena parte del término.
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