La que hoy es pequeña población, pasó a manos de la Orden del Temple, tras la reconquista, recibirá carta de población en 1272, siguiendo las vicisitudes de la cabecera de la encomienda, Cantavieja, y pasando en el siglo XIV a depender de los caballeros sanjuanistas. Conjunto con la consideración de Bien de Interés Cultural, su iglesia parroquial (1600) y el ayuntamiento (s. XVI) tienen también el mismo tratamiento. A las innegables calidades constructivas de la localidad, Tronchón une la circunstancia de haber sido el municipio del Parque Cultural del Maestrazgo que mejor sobrellevó las circunstancias de la Guerra Civil, no habiendo perdido ni el patrimonio religioso mueble ni el documental (conserva el archivo municipal y el parroquial). La arquitectura pública se completa con dos cárceles góticas, una de las cuales pudo ser un torreón de la muralla. Conserva otros elementos como fuentes, lavaderos y un horno de gran tamaño. Los portales de San Miguel y Santa Bárbara albergan sendas capillas, esta última ya de nueva planta y barroca, al estilo de las que son tan frecuentes en el Bajo Aragón. También posee las ermitas del Tremedal, Santa Ana y San Antonio.
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